jueves, junio 05, 2008

Nunca hay que bajar el nivel…


Hoy fui a la peluquería y me encontré con una escena muy particular: mi estilista estaba siendo cortejada por un hombre mucho mayor que ella.

El señor, un individuo de unos cincuenta y tantos años, poco elegante y no demasiado atractivo, no parecía muy feliz con mi llegada. Sin embargo, ni bien puse un pie en el salón de belleza, el rostro de mi peluquera irradió una enorme tranquilidad. “¡Qué bueno que viniste!”-exclamó.

Y a los pocos minutos entendí todo: yo era su “salvadora”.

Mientras “C”, mi coiffeur, me lavaba el cabello, el viejo no hacía más que piropearla. No obstante, lo único que obtenía de su parte era indiferencia…

Y hablando de temas triviales, de esos que surgen cuando uno acude a este tipo de lugares, yo confesé que me gustaban los muchachos algo más jóvenes que yo. Y fue en ese momento cuando el veterano reveló: “y si, la carne tierna tira…”.

El cincuentón adinerado (por lo menos así lo manifestaba él) comenzó a hacer alarde de sus bienes materiales para conquistar a mi estilista, una mujer de treinta años que todavía no cayó lo suficientemente bajo como para ceder a los deseos de este individuo.

Y mientras tanto, los minutos pasaban y yo tenía que irme a trabajar. “C” tardaba en enjuagarme el cabello porque no quería que yo abandonase el lugar: si me iba, ella terminaría en las garras de aquel monstruo.

Finamente tuve que marcharme pero antes de partir le dejé mi número celular (en ese momento me sentí como Carla Conte, en el programa "Tienes una cit@", cuando les dice a las participantes solteras que en caso de que quieran ponerle fin al encuentro, la llamen para que ella las "rescate"). “Contame como sigue la historia y pensá bien antes de comprar en el mercado de segunda mano”-le dije al despedirme.

“C” asintió con la cabeza y a la media hora me envió un mensaje de texto que decía lo siguiente:

“Nunca hay que bajar el nivel”.

1 comentario:

torrens dijo...

pero que ciertas palabras, tiene mucha razon.