I feel so pathetic…

Ayer estaba extremadamente aburrida así que, pese a que estaba lloviendo, fui a comprarme ropa. Dicha estrategia, utilizada para llenar un vacío imposible de llenar, suele ser un arma de doble filo: o me levanta el ánimo o termina de destruirme, todo depende de lo mal que me queden las prendas en cuestión.
Hacía muchísimo tiempo que no invertía dinero en indumentaria. Cuando tu autoestima anda mal, poco te importa lucir bien o a la moda, salís a la calle con lo primero que encontras. Total, a fin de cuentas, los resultados son siempre los mismos…
Pero bueno, como esta semana retomé mi camino a la superficialidad (sí, otra vez aquel demonio glamoroso se apoderó de mí), no podía dejar de renovar mi vestuario y, afortunadamente, esto sirvió para hacerme sentir bien aunque más no sea por un rato.
Al principio, al ver todos esos vestidos coloridos y llenos de flores, sentí náuseas (no podía comprarme algo así, no tenía nada que ver conmigo) pero luego encontré algunas cosas que me gustaron.
Obviamente, se presentaron los mismos episodios de siempre (por ejemplo, no encontrar talle del jean que me gusta) pero por fortuna pude lidiar con ellos de manera tal de que no me afectaran demasiado.
En síntesis, todo indica que seguiré transitando por este triste sendero…
Les decía que retomé mi camino hacia la superficialidad porque volví a preocuparme, excesivamente, por mi imagen y, honestamente, me siento muy estúpida. Por ejemplo, ayer a la noche me ardía la cara a causa de la cama solar. Entonces me pregunto, ¿con que objeto hago todo lo que hago? (prepárense para escuchar la peor de las respuestas) Por la necesidad de agradar a un alguien, un alguien que ni siquiera tiene nombre y apellido…
¿Acaso puede haber algo más lamentable que buscar la mirada del otro? Es sólo un efímero momento orgásmico que luego nos conduce a la más miserable de las situaciones…
Y además, ¿qué es una mujer bella, después de todo? ¿Acaso no es sólo un espejismo esclavizante que debe su apostura a los azares del calendario?
¿No somos fámulos de los sentidos, de la despiadada naturaleza que nos ilusiona permanentemente con individuos condenados a ser carroña de gusanos?
Aún así, y pero pese a todo, sé que seguiré haciendo estupideces para atraer al sexo opuesto. ¿Por qué? Porque mi débil autoestima necesita de la constante aprobación de los demás. ¡Como si en verdad importara algo la afirmación de los seres humanos! ¿Qué potestad poseen esas amalgamas de carne y sangre para adjetivarme? Ninguna. Y aunque lo sé, estoy segura que voy a seguir usando escotes sólo para obtener, aunque sea ocasionalmente, una maldita muestra de afecto.
En fin, patética, así soy, y las estadísticas pronostican que así seré toda la vida…

Me voy al gimnasio a sufrir un rato…

Parafraseando a Gilles Lipovetsky...vivo en el imperio de lo efímero...