Primer final, en el que el terapeuta consultado fue un psicoanalista ortodoxo:
Cinco años después, el tipo se encuentra con un amigo:
- Che, ¿cómo te va con tu terapia?
- ¡Bárbaro! - contesta el otro, eufórico.
- ¿Ya no te cagas encima?
- ¡Mira, cagar me sigo cagando, pero ahora ya sé por qué me cago!
Segundo final, en el que el terapeuta consultado fue un conductista:
Cinco días después, el tipo se encuentra con un amigo:
- Che, ¿cómo te va con tu terapia?
- ¡Bárbaro! - contesta el otro, eufórico.
- ¿Ya no te cagas encima?
- Mira, cagar me sigo cagando, pero ahora uso bombachitas de goma.
Tercer final, en el que el terapeuta consultado fue un gestáltico:
Cinco meses después, el tipo se encuentra con un amigo:
- Che, ¿cómo te va con tu terapia?
- ¡Bárbaro! - contesta el otro, eufórico.
- ¿Ya no te cagas encima?
- ¡Mira, cagar me sigo cagando, pero ahora no me importa!